En
uno de los estudios más largos llevados a cabo sobre prácticas de agricultura
orgánica, la investigación por el Instituto Rodale con sede en EEUU, ha
encontrado que el manejo del suelo orgánico no sólo minimiza el uso del
combustible fósil, también puede reducir el dióxido de carbono atmosférico al
removerlo del aire y almacenarlo como carbono en el suelo. Los científicos del
instituto estiman que si las prácticas orgánicas tales como siembra de
cultivos, compost y rotación de cultivos fueran implementados en los 3.5 mil
millones de acres cultivables, cerca del 40% de las actuales emisiones de CO2
podrían ser absorbidas.
Un agricultor puede alimentar a más de 30 personas por todo el año en
una
hectárea con frutas, vegetales, cereales y grasas vegetales; si la misma área
es usada para la producción de huevos, leche o carne, el número de personas
alimentadas varía de 5 a 10.
Suquilanda, M. (1996). Agricultura Orgánica, alternativa tecnológica del futuro.Edic. UPS, Fundagro. Quito-Ecuador.
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